Correo de Andalucía / La conquista de América / Ismael Cabral 

 

En la última aventura de Música Prima, los cánticos del pueblo se mezclan con los sones de la corte en una travesía con múltiples llegadas: Colombia, México, Chile, Perú, España…Sin más paradas ni atascos que el recitar campechano y poético de Orozco, el grupo selló un recital que deben convertir en su bandera insignia por mucho tiempo.

Concierto hermoso, mesurado, marcado por la impronta del juglar, tiene el programa De las música indígenas a las cortesanas estaciones de arrebatadora belleza, como la canción anónima Ay linda amiga, el célebre tema Convidando está la noche o el tono procesional del popular peruano Hanac Pachap.

Y qué decir de la Chacona de Arañés: olviden impostadas y operísticas versiones, para disfrutar con el marchamo de espontaneidad con que la aborda una formación que ha sumado a su nómina de invitados el sonido carnoso y vibrante de la violagambista Johanna Rose. Cuando el estudio, la contención y la definición estética - que tienen y defienden los de Música Prima - se alían en un proyecto, pueden surgir funciones mágicas como ésta, que a buen seguro, se repetirán en algún otro rincón de la presente temporada musical. Ojalá.


Diario de Sevilla / Una fantasía mestiza en el convento / Pablo Vayón

 

Música Prima puso la nota de ambiente popular en el Femás. Su concierto se dirigió al patrimonio nacido por el cruce de influencias que generó la llegda a América de los europeos. Desde una invocación siux al sol a las tonadas de indudable color andino recogidas por el prelado navarro Martinez de Compañón en el Códice Trujillo, todo fue un paseo por el filo cortante del mestizaje, un espacio en el que hay que hilar muy fino para no caer en la frivolidad o en el sermon del buen salvaje. 

El conjunto liderado por Francisco Orozco lleva años moviéndose por ese terreno resbaladizo, y lo hace poniendo el acento en lo popular, una perspectiva muy respetable y hasta razonable, que permite a Orozco moverse con comodidad por sus diferentes registros vocales, y a todo el grupo explotar las ricas posibilidades de las combinaciones tímbricas y hasta el juego improvisatorio. Todo resultó de una fantasía colorista y festiva.


ABC / Trío de ases / José Luís López

 

El escenario ante la galería de los Grutescos, donde se celebran todos los conciertos de este Ciclo, estaba ocupado ayer por tres artistas que lo llenaban completamente: el colombiano Francisco Orozco, actor, narrador, canto, laúd… Fahmi Alqhai, viola da gamba y Álvaro Garrido, percusión. Ya los habíamos visto y oído, juntos y separados, en grupos más numerosos, y siempre hemos apreciado su alta calidad en sus respectivos cometidos. Este programa que iba cronológicamente desde comienzos del siglo XIII hasta el XVI, se caracterizaba por su variedad, engarzada por las evocadoras o humorísticas declamaciones de Orozco. …Esta diversidad, que poblaba los jardines con huellas de tantos tiempos, lugares y vidas, recordándonos nuestras raíces, cercanas y lejanas, cumplió el cometido de toda música auténtica: hacernos viajar mágicamente por el ancho mundo, en una travesía que, en último término, es el regreso a lo más profundo de nosotros mismos. Guiados por tres excepcionales intérpretes: un trío de ases, sin ninguna duda.


Diario de Sevilla / Elogio de la locura / Andrés Moreno Mengíbar

 

Habitualmente, el mundo de la música clásica es un mundo de serie-dad, de gesto adusto y ademán concentrado, tanto por la parte de los interpretes (con sus atuendos negros tan distanciadores), como del público, sumiso en una especie de trance silencioso a través del cual alcanzar la experiencia espiritual del goce estético… Todo esta disquisición viene a cuento del concierto ofrecido el martes por el grupo Música Prima, un tipo de concierto diferente al que estamos acostumbrados. Recreando el espíritu de los juglares, de los narradores itinerantes, de los bufones cortesanos (gentes de placer se les llamaba), Orozco y sus compañeros recorrieron a su manera las andanzas del Ingenioso Hidalgo trufadas con músicas de la época. … Orozco es un artista integral, un auténtico hombre-espectáculo que toca, canta, recita, improvisa y hace reír al público a partes iguales … En la percusión el ubicuo Álvaro Garrido que también se despachó con sus dotes improvisatorias con panderos, tambores, crótalos y cencerros. En definitiva, una especie de jam session renacentista en la que, por una vez, el humor y la risa tuvieron tanta importancia en el espectáculo como la música.


ABC / Juglares de Don Quijote / José Luís López 

 

El centro de atención de este concierto fue, sin duda, el colombiano Francisco Orozco. Él, además de tañer la guitarra y el laúd barrocos, prestó su voz, de una calidad indudable, al natural y en falseta y, sobre, todo, sus dotes de actor y su sentido de la comicidad “histórica”; de modo que nos sentimos trasladados al ambiente de los tiempos en el que el Ingenioso Hidalgo llevó a cabo sus correrías. Pero la tarea de Orozco no hubiera sido posible sin el impagable acompañamiento de la viola da gamba de Fahmi Alqhai y sin las percusiones de ese infatigable buscador de sonidos que es Álvaro Garrido. El espectáculo fue más que programa de obras sucesivas, como suele ser habitual: sino que cada una de las piezas estaba ligada con la anterior y la siguiente… Pero lo más importante fue la construcción del conjunto, fruto de una ejemplar ejecución plena de gracia y encanto. Y como bis una chanza goliárdica de amor a los sentidos. El público salió feliz.

ABC de Sevilla

Juglares de Don Quijote

El centro de atención de este concierto fue, sin duda, el colombiano Francisco Orozco. Él, además de tañer la guitarra y el laúd barrocos, prestó su voz, de una calidad indudable, al natural y en falseta y, sobre, todo, sus dotes de actor y su sentido de la comicidad “histórica”; de modo que nos sentimos trasladados al ambiente de los tiempos en el que el Ingenioso Hidalgo llevó a cabo sus correrías. Pero la tarea de Orozco no hubiera sido posible sin el impagable acompañamiento de la viola da gamba de Fahmi Alqhai y sin as percusiones de ese infatigable buscador de sonidos que es Álvaro Garrido. El espectáculo fue más que programa de obras sucesivas, como suele ser habitual: sino que cada una de las piezas estaba ligada con la anterior y la siguiente… Pero lo más importante fue la construcción del conjunto, fruto de una ejemplar ejecución plena de gracia y encanto. Y como bis una chanza goliárdica de amor a los sentidos. El público salió feliz.